Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) reclama medidas eficaces para alcanzar la igualdad efectiva en los medios y prácticas que aseguren un periodismo con perspectiva de género como condiciones indisolubles del derecho a la información de la ciudadanía.
La presidenta de la PDLI, Virginia Pérez Alonso, explica que “aunque no hacemos llamamientos a ninguna huelga, sí compartimos las motivaciones que conducen a esta huelga feminista del 8 de marzo porque la desigualdad de género repercute directa y negativamente en la libertad de información. Desde la PDLI reclamamos, entre otras, medidas para que se favorezca el acceso de las mujeres a puestos directivos y consejos de administración en los medios de comunicación, porque ese es un paso esencial para garantizar la perspectiva de género en la información y asegurar así que la ciudadanía tenga acceso a un periodismo igualitario y que por tanto refleja la realidad social”.
👉 “Compartimos las motivaciones que conducen a la #HuelgaFeminista8M
porque la desigualdad de género repercute directa y negativamente en la libertad de información”, @Virginiapalonso, presidenta de la @PDLI_ #8M2019 pic.twitter.com/gkZ0bJ8Uce— PDLI (@PDLI_) 6 de marzo de 2019
Además, la PDLI reivindica que se aseguren buenas prácticas informativas para un tratamiento adecuado de los noticias sobre mujeres, en particular sobre violencia de género, y la visibilidad que les corresponde, y se pongan en marcha protocolos en las redacciones para la prevención del acoso online a mujeres periodistas.
Junto a estas demandas, la Plataforma comparte el resto de posicionamientos del manifiesto ‘Las Periodistas Paramos’, una red que las mujeres de la PDLI contribuyeron a impulsar y en la que participan:
- Techo de cristal. Las direcciones de los medios y empresas periodísticas están copadas por hombres. Reivindicamos nuestro derecho a ocupar puestos de poder y responsabilidad y a que se nos tenga en cuenta en las promociones profesionales para puestos intermedios.
- Precariedad. Sufrimos niveles de temporalidad superiores a los de nuestros compañeros. De la misma manera denunciamos la inestabilidad laboral de las compañeras freelance y de las falsas autónomas, una situación de precariedad que se ha hecho habitual en los últimos años.
- Corresponsabilidad y cuidados. Denunciamos que las dinámicas de trabajo priorizan el presentismo y la libre disposición y son ajenas a las necesidades de cuidado que tienen todas las personas. Creemos que la corresponsabilidad y la flexibilidad no debe ser un asunto de buena voluntad sino una prioridad que las empresas deben asumir para que estas tareas se repartan por igual entre mujeres y hombres. Como en otros sectores, una ausencia de conciliación real perjudica más a las mujeres, que acaban modificando o recortando sus horarios para poder cuidar e incluso abandonando su empleo o cambiando de profesión.
- Acoso sexual y laboral. Son muchas las periodistas que han sufrido por parte de compañeros y superiores, pero también de fuentes, situaciones de acoso sexual. Por otro lado, el ninguneo, la condescendencia, el paternalismo y los mansplaining están a la orden del día en las redacciones y fuera de ellas, en nuestra actividad diaria. Como profesionales de la comunicación sufrimos acoso online, además de comentarios violentos y machistas en nuestras piezas
- Los espacios de opinión y las tertulias están masculinizados. Hay más que suficientes mujeres periodistas y expertas que pueden equilibrar esos espacios.
- Mirada parcial y preocupación por los enfoques. Todas estas brechas que sufrimos las periodistas tienen consecuencias, también en los contenidos y en los enfoques de los medios de comunicación. La visión de la realidad que transmiten es muchas veces parcial y está sesgada porque no tiene en cuenta en la misma medida las experiencias, los relatos y las vivencias de las mujeres que, a menudo, son tratadas como personajes secundarios o con estereotipos. Un ejemplo es el tratamiento de la violencia machista, que en muchas ocasiones sigue culpabilizando a la víctima. Las primeras páginas, las aperturas de medios e informativos son decididas por hombres.
En el Manifiesto también se insta a la audiencia y a lectores y lectoras a ser cómplices de nuestras demandas.