La  Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI), ha recibido hoy el Premio a la Libertad de Expresión 2017 que concede anualmente la Unió de Periodistes Valencians. El galardón ha sido recogido por la presidenta de la Plataforma, la periodista y adjunta a la directora en el diario Público, Virginia Pérez Alonso.

En su discurso, la presidenta de la PDLI ha denunciado que “España ha vivido en los últimos años un retroceso radical en libertades individuales, con normas como la ‘Ley Mordaza'”.

Sobre la situación de la libertad de prensa, ha reflexionado: “Aquí de momento no nos encarcelan por informar, aunque no faltan intentos por hacecerlo”, recordando casos recientes de acusaciones de la Fiscalía con petición de penas de prisión para periodistas.

También ha llamado la atención sobre los obstáculos crecientes para impedir o frenar informaciones sea con peticiones constantes de identificación por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, con multas y sanciones derivadas de la Ley de seguridad ciudadana o con demandas constantes relacionadas con el derecho al honor (calumnia, injuria…)”.

Respecto al derecho a la libertad de expresión, Virginia Pérez Alonso ha recordado los jucios de César Strawberry y Cassandra, condenados por enaltecimiento del terrorismo a causa de unos chistes en Twitter.

Y ha concluido: “Son los derechos de todos los que están en juego”.

España ha vivido un retroceso radical en libertades individuales

A continuación, reproducimos íntegro el discurso de Virginia Pérez Alonso, presidenta de la PDLI al recoger el Premio a la Libertad de Expresión 2017:

Gracias a la Unió de Periodistes por este reconocimiento. Para mí es un honor recogerlo en nombre de la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) y hacerlo, además junto a los reporteros egipcios, que tantas dificultades tienen para hacer su trabajo cada día.
Al fijarnos en ellos o en nuestros colegas turcos (hay más de 150 encarcelados por informar) es tentador pensar que es en esos países -y no en España – donde tienen verdaderos problemas con la libertad de prensa.
Pues bien, aquí de momento no nos encarcelan por informar, aunque no faltan intentos por hacerlo. Recuerden por ejemplo la petición de prisión para Cruz Morcillo, periodista de ABC, o la reciente imputación de varios periodistas de El Mundo por la publicación de FootballLeaks.
No nos encarcelan por informar, pero sí nos piden penas de prisión por utilizar el chiste y la sátira como vehículo de comunicación y difundirlos a través de redes sociales. Recientemente hemos tenido casi overbooking en la Audiencia Nacional con procesamientos de tuiteros por enaltecimiento del terrorismo. Que se lo digan a Cassandra o al rapero César Strawberry.
Lo sé, ellos no son periodistas y hoy es el Día Mundial de la Libertad de Prensa, pero la persecución de su libertad de expresión –aunque resulte ofensiva, aunque no la compartamos– es la defensa de la libertad de todos: de la vuestra y de la mía.
Por eso en la Plataforma en defensa de la libertad de información (PDLI) no nos cansamos de repetir que no existe el derecho a sentirse ofendido y que no puede ser el Código Penal el que rija para restringir a capricho la libertad de expresión e información.
Decía que, de momento, a los periodistas en España no nos meten en la cárcel por informar, pero sí nos ponen trabas para hacer nuestro trabajo, cada vez más: sea con peticiones constantes de identificación por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, con multas y sanciones derivadas de la Ley de seguridad ciudadana o con demandas constantes relacionadas con el derecho al honor (calumnia, injuria…). Ahora se extiende sobre nosotros también la alargada sombra del enaltecimiento del terrorismo, una figura jurídica que se enarbola últimamente con una facilidad pasmosa.
España ha vivido en los últimos años un retroceso radical en libertades individuales. Las Leyes Mordaza –Ley de seguridad ciudadana, doble reforma del Código Penal y Ley de Enjuiciamiento Criminal– atentan abierta y directamente contra la libertad de expresión y el derecho a la información que, no lo olvidemos, es un derecho de la ciudadanía.
Las consecuencias de todo esto son más cualitativas que cuantitativas, empezando por la autocensura y acabando por la merma de una sociedad democrática a base de socavar poco a poco un derecho fundamental como es el de la información.
Por eso, la defensa de este derecho no puede quedar restringida a una Plataforma como la que presido o a algunos colectivos de la sociedad civil: esta debe ser la lucha de todos por una convivencia sana y democrática, alejada de sectarismo y con los derechos fundamentales como eje. Es la defensa del ‘nosotros’ por encima del ‘yo’. Son los derechos de todos los que están en juego.
Muchas gracias.
Virginia Pérez Alonso
Presidenta de la PDLI

Periodistas egipcios

Además, de la PDLI, la Unió de Periodistes ha distinguido a periodistas y fotoperiodistas egipcios que “han sufrido una persecución y un intento de ser silenciados por las autoridades de este país tras el golpe de estado militar de Abdelfatah al Sisi”.

Este premio ha sido recogido por Belal Darder, fotoperiodista egipcio condenado a 15 años de prisión por cubrir la agitación política que se vivió en las calles de Egipto después del golpe de julio de 2013; y el periodista de Al Yazira Abdalá el Shami, detenido durante el brutal desalojo de las acampadas islamistas en Egipto y que se declaró en una agónica huelga de hambre durante 149 días.

Imagen: Virginia Pérez Alonso (segunda por la izq.) recoge el premio de la PDLI (Foto: Unió Periodistes Valencians)